
¿Qué son los microservicios?
Cuando escuché por primera vez la palabra microservicios pensé que era otra de esas palabritas mágicas que los gurús de software sueltan en conferencias para sonar modernos. Yo estaba tranquilo con mi aplicación monolítica en Node.js y MySQL, todo juntito, todo en un mismo repositorio. Pero claro, llega un momento en que el proyecto empieza a crecer, y mantenerlo se convierte en un dolor de cabeza.
Fue ahí cuando me animé a probar los famosos microservicios.
¿Qué son los microservicios realmente?
En vez de tener una aplicación gigante que lo hace todo, la idea es dividirla en pequeños servicios independientes, cada uno con su propia lógica, base de datos y hasta su propio despliegue.
Por ejemplo:
- Un servicio solo para usuarios.
- Otro servicio para facturación.
- Otro servicio para notificaciones.
Cada uno habla con los demás a través de APIs REST (o colas de mensajes si quieres ponerte más elegante).
El primer paso: dividir el monstruo
En mi caso, tenía una aplicación que manejaba usuarios, inventario y reportes. Todo junto. Decidí separar el módulo de usuarios en un servicio independiente con Express.
// servicio-usuarios/index.js
const express = require("express")
const app = express()
app.get("/usuarios", (req, res) => {
res.json([{ id: 1, nombre: "David" }])
})
app.listen(3001, () => console.log("Servicio de usuarios en el puerto 3001"))
De repente ya no tenía una app gigante, sino un servicio especializado que podía crecer por separado.
Lo bueno que descubrí
- Escalabilidad real: si el servicio de usuarios empieza a petar, lo escalo solo a él sin tocar lo demás.
- Despliegues independientes: puedo actualizar facturación sin romper usuarios.
- Equipos autónomos: cada microservicio puede ser mantenido por un equipo distinto.
Lo malo (porque siempre hay un pero)
- Complejidad: pasas de un repo a varios, de un servidor a varios. La gestión se complica.
- Comunicación entre servicios: no es tan simple como un
require()
. Ahora dependes de APIs o colas. - Monitorización y logging: si algo falla, encontrar el error se vuelve un dolor de cabeza.
Lo que aprendí al probarlos
No todo proyecto necesita microservicios. Para una aplicación pequeña o mediana, un monolito bien estructurado es suficiente. Pero si el sistema empieza a crecer y tienes planes de escalar, ahí los microservicios sí tienen sentido.
Hoy en día intento evaluar desde el inicio: ¿vale la pena empezar con microservicios o mejor con un monolito? La respuesta casi siempre es empezar simple, pero tener en mente cómo migrar después.
En resumen: los microservicios no son la bala de plata, pero tampoco son humo. Como todo en programación, depende del contexto. Lo importante es entender qué problema quieres resolver antes de lanzarte a dividir tu aplicación en 20 piezas que luego no se hablan bien entre sí.
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